La integración de las entidades bancarias es una realidad. En la historia reciente en Europa (y en España) hemos presenciado como se producían decenas de integraciones, fusiones y absorciones que han llevado a la práctica extinción de las cajas de ahorros y a un panorama en el que, de más de cien entidades bancarias pasamos a cuarenta y tantas, menos todavía en la actualidad.
A continuación nos referiremos a cómo este tipo de integraciones bancarias pueden generar brechas de seguridad que ponen en riesgo la información personal y financiera de los clientes cuando la integración informática no se hace bien.
"Estas brechas de ciberseguridad pueden ocurrir de diversas maneras, desde sofisticados ataques cibernéticos hasta errores humanos dentro de las entidades bancarias o sus socios."
Primero y antes que nada debemos entender que la integración de dos o más entidades bancarias implica la unión y consolidación de datos de múltiples fuentes en un solo lugar, en un sistema único podríamos decir (aunque sea un conjunto de archivos). Esto significa que la información de los clientes, como sus cuentas bancarias, tarjetas de crédito, inversiones y préstamos o cualquier otra operación, se almacena en un sistema de manera que cualquier vulneración (o acceso no autorizado) realizado por ciberdelincuentes, si los estafadores online acceden al mismo, pone en peligro toda la información financiera de los clientes.
Además, la integración de entidades bancarias a menudo implica la colaboración con terceros, como aplicaciones de gestión financiera o plataformas de pago en línea, etc. Estas relaciones pueden aumentar el riesgo de brechas de seguridad, ya que cada nuevo punto de acceso representa una oportunidad para los ciberdelincuentes. No es tanto que el hacker lo haga bien sino como que la integración se haya hecho de manera defectuosa, dejando “huecos” o brechas en los sistemas de seguridad.
Estas brechas de ciberseguridad pueden ocurrir de diversas maneras, desde sofisticados ataques cibernéticos hasta errores humanos dentro de las entidades bancarias o sus socios. La filtración de datos, el robo de identidad y el fraude financiero son solo algunos de los ejemplos de las amenazas a las que los clientes nos enfrentamos cuando nuestros datos caen en manos equivocadas porque la entidad no lo ha hecho bien. Puedes ampliar esta información en el siguiente enlace https://www.lavanguardia.com/nacional/20231031/9343406/justicia-condena-liberbank-indemnizar-clienta-victima-phishing-agenciaslv20231031.html
Para protegernos como clientes debemos ser conscientes de las medidas de seguridad con las que cuentan nuestras entidades bancarias (es sensato tener al menos dos) y aplicar prácticas seguras online. Esto incluye utilizar contraseñas fuertes y cambiarlas regularmente, habilitar la autenticación de dos factores (2FA), monitorizar regularmente nuestras cuentas, etc.
En resumen, si nuestro banco se ha fusionado o se fusiona en el futuro debemos estar atentos pues esta circunstancia puede generar brechas de seguridad que pongan en peligro nuestra información financiera como clientes. De ahí que sea tan importante mantenernos informados sobre las medidas de seguridad y tomar todas las precauciones para protegernos contra posibles amenazas cibernéticas (no te puedes preparar para lo que no conoces). Por otra parte las entidades bancarias y sus socios tecnológicos también tienen la responsabilidad de contar con rigurosas medidas de seguridad para proteger la privacidad y los datos de sus clientes. No olvidemos que el que tiene los datos es responsable de ellos y por ello en caso de fuga de datos el responsable es el banco. Esto no se nos debe olvidar nunca aunque nos digan que no es así… en el propio banco.